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ASPECTO FÍSICO

El tornado comienza con el origen de la propia supercelda, que se da cuando una corriente de aire frío y seco se encuentra con otra de aire cálido y húmedo y se desplaza por encima de ella. Al ser más pesado el aire frío, se producen capas de aire inestable donde el aire frío desciende y obliga al aire caliente a ascender, creando la tormenta. Si existe una capa de aire cálido y seco que actúe como aislante, y si las diferencias de temperatura son lo suficientemente grandes, el descenso del aire frío se puede dar en forma de remolino.

 

Un tornado posee baja presión atmosférica, la presión atmosférica es baja cuando oscila entre los 885 hPa entre los ciclones más profundos.

 

Los tornados pueden dañar la red de agua. Las ramas y árboles caídos y los escombros pueden tapar las cloacas. Pueden verse dañadas o cortadas las rutas y caminos por los árboles y los escombros. Del mismo modo, es probable que el tendido eléctrico sea afectado por la caída de ramas o árboles generando interrupciones en el suministro eléctrico.  La caída de árboles puede destruir techos y causar daños en las viviendas. Asimismo, en algunas ocasiones la fuerza del fenómeno puede provocar la voladura de los techos (sobre todo si son de chapa o de tejas).

La mayoría de los tornados cuentan con vientos que llegan a velocidades de entre 65 y 180 km/h, miden aproximadamente 75 metros de ancho y se trasladan varios kilómetros antes de desaparecer. Los más extremos pueden tener vientos con velocidades que pueden girar a 450 km/h o más, medir hasta 2 km de ancho y permanecer tocando el suelo a lo largo de más de 100 km de recorrido.

 

 

 

 

 

 

 

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